Cuando llego tú te vas. Dando palos de ciego,
me acerco a tu pelo con cierta inseguridad.
Me abro paso y tanteo, no sea que el miedo me vuelva a dejar atrás.
Cuando llego tú te vas. No me callo aunque quiero,
si lo hago reviento, y no te quiero salpicar. No abandono y prefiero que pases primero, para verte por detrás.
Cuando llego tú te vas. No hago caso y te espero
cerquita del fuego, por si quieres calentar tu corazón de hielo, que tanto frío no es bueno.
Cuando llego tú te vas, cuando llego tú te vas.