Sexo, agresión de látex desafinado. Los gatos acuden cuando se pudre el pescado, el profeta fumado azota fariseos en la puerta del mercado
infectada por la peste.
De mártires yanquis suicidas con camisas a cuadros, también sus pies de barro se los comen los gusanos. En sus tumbas psicodélicas su cielo regalado por la MTV.
Sueños, camellos de derechas, muñequitas lesbianas
saben que no sale el sol los fines de semana.
Jardinero, tú que entraste en el jardín del amor
de las flores, que probaste, cuál te dio el subidón.
Tengo dentro el mismo infierno de calderas a fuego lento, donde listo cuece el bakalao, que el cordero toma sintetizado tabique nasal, lavabo, vale.
Si la química no cura el mal de amores, canta y no llores, o que la lluvia de tus ojos moje todos los rincones.
Que no, que no, que no que tururururú. Que yo a tí no te quiero como a mí me quieres tú.