El final del arco iris
esconde un tesoro virginal.
La sombra de mis recuerdos
refresca el agua que te invito a tomar.
Y bebes, y bebes,
princesa del oriente imaginado,
que el agua no es de manantial.
Y yo no soy un santo,
no bebas con extraños,
no sabes qué te pueden convidar.
Y yo no soy un santo,
no fumes cosas raras,
no sabes qué te pueden convidar.
Tus minutos de insegura
son las autopistas del placer.
Acelerada y desnuda
besas el humo y te lo adueñas,
lo hamacan tus nubes.
Los versos que suspiro en tu oído
empañan tu manera de pensar.
Y yo no soy un santo,
no fumes cosas raras,
no sabes qué te pueden convidar.
Y yo no soy un santo,
no bebas con extraños,
no sabes qué te pueden convidar.
Al final, lo raro no es tan malo,
al final, lo extraño es excitante.
Voy a introducirte a la experiencia,
ven limpia y todo lo conocerás, lo conocerás.
Los versos que suspiro en tu oído
empañan tu manera de pensar.
Y yo no soy un santo,
no bebas con extraños,
no sabes qué te pueden convidar.
Y yo no soy un santo,
no fumes cosas raras,
no sabes qué te pueden convidar.