El diablo metió la cola
con más horas de vuelo que azafata,
les juro no quería meter la pata,
tenía una esposa y una vida
y varias estaciones por rutina.
En esos bares donde se toma de a dos,
apostado en la barra estaba yo,
pensando en las cuentas perdidas
y me pidieron fuego y no tenía.
No saben lo que fue, perdí la orientación,
sus ojos me envolvieron en una fatal confusión.
¿Que haces ahí tan solo, te han echado de casa?,
no frunzas tanto el ceño que tremenda esta tu cara.
El diablo la cruzó en mi camino
y le devolví el favor con mi destino.
El diablo ya me estaba persuadiendo
que aquel hombre sereno ya estaba desapareciendo.
No saben lo que fue pensar al revés
y que ya no me importe que pueda suceder,
su par de tetas y sus caderas
y su perfume a sexo que me acelera.
Y ahora que llego a casa y el adiós,
fue solo una mentira entre los dos,
vuelvo a mis cosas y a mi vida
con la sensación que esto no termina.