Letra de El Café De Nicanor, Joaquín Sabina



La noche que Guillermina 
no contenta con la patria potestad 
y el ático en Concha Espina, 
quiso el Volvo en propiedad, 
tirado en una cuneta 
me desperté, 
a dos leguas de El Café, 
con una maleta al hombro 
llena de escombros 
y un bollo de pan de ayer. 

"Le hemos echado de menos" 
me dijo el bueno del barman que me sirvió, 
vaso largo y con limón, 
la misma copa de ron 
que, el lunes va a hacer un año, 
me dejé en el mostrador. 
Después de pagar dos rondas 
(tres, contando la del baño) 
recuperé, 
entre la condesa y Julio, 
mi escaño de contertulio, 
mi carné de fundador 
de la mesa más redonda 
de El Café de Nicanor. 
  

Estaban Gámez el astronauta, 
Gastón el flauta, Mari la tetas, 
el novillero poeta con su mujer, 
el pobre don Agapito 
y un camellito sin dientes 
paisano de un primo hermano 
de algún pariente lejano 
de Ana Belén. 

Asociado en sociedad 
con tales socios, 
se pueden imaginar 
que los amores van mal, 
la salud ni fu ni fa 
y no van bien los negocios. 
  

Se nos sube a la cabeza 
la espuma de una tristeza 
crepuscular, 
el óxido de los días, 
las utopías con hielo, 
el azul galimatías 
del cielo según san Juan, 
un calcetín con tomate 
y el último disparate 
de Nicanor, 
que cuando le preguntaron 
si había estado enamorado, 
como es un hombre sincero, 
"yo, no señor -contestó-, 
yo siempre fui camarero". 
  

Estaban Gámez el astronauta, 
Gastón el flauta, Mari la tetas, 
el novillero poeta con su mujer, 
el pobre don Agapito 
y un camellito sin dientes 
sobrino de un primo hermano 
de algún pariente asturiano 
de Víctor Manuel. 
  

Asociado en sociedad 
con tales socios, 
se pueden imaginar 
que los amores van mal, 
la salud mejor ni hablar 
y no van bien los negocios. 

Asociado en sociedad 
con tales socios, 
se pueden imaginar 
que los amores van mal, 
la salud Marichalar 
y no van bien los negocios.

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