Era una tarde de mucho calor cuando pararon a descansar bajo las ramas de un sauce llorón, y comenzaron a soñar.
Se hizo de noche, ella no estaba, y el bosque era un juego de sombras. Pasaron horas, muchas mañanas, tardes enteras buscando su calor.
Y nunca imaginó quién provocó su soledad.
El árbol que le robó su ilusión, su corazón.
Era viejo árbol, se acercó y de pronto descubrió que no eran gotas lo que resbalaba, eran lágrimas de su amor.
Se fue acercando muy lentamente, se unió al cuerpo de su enemigo, y en su interior pudo escuchar a esos latidos que le quitaron.
Pero nunca imaginó quién provocó su soledad. El árbol que le robó su ilusión, su corazón. Pero nunca imaginó quién provocó su soledad. El árbol que le robó su ilusión, su corazón. Su corazón, su corazón, su corazón.