Cuarenta y cinco mil pesos
me dieron por mi caballo
creía que había robado
pero estaba equivocado
porque después lo vendieron
por un precio exagerado.
Se lo llevaron pa?l norte
de los Estados Unidos
después por todito el mundo
de hipódromos conocidos
alcanzando el campeonato
sobre caballos muy finos.
Pero un día quiso el destino
que yo lo viera correr
jugaban una fortuna
y el cuaco me alcanzo a ver
y relinchando me dijo
que ahí quería perder.
Cuando perdió se escucharon
insultos contra el caballo
su dueño grito enojado
se vende este desgraciado
y yo le di cien mil pesos
llevándomelo a mi lado.
Cuando llegamos al rancho
muy alegre retozaba
reconociendo los campos
donde conmigo se creara
y muy feliz mi caballo
de vez en cuando ensillaba.
Volvió a correr mi caballo
y fue de nuevo el campeón
haciéndome millonario
y dándome una lección
amigo que es verdadero
nunca le juegues traición.