La tormenta de ayer noche; cada rayo, cada luz me estremeció. Cada hora que no tuve el pensamiento de saber que, cuando salga, te tendré que devolver
todo cuanto te debía.
La cordura no se pierde, la esperanza es mucho más de lo que yo robé. No saber si lo que pierdes es más grande que las ganas de sentirte o las ganas de saber, o las ganas de poderte.
Devolver cada trocito de letra que te entregué aquella noche, donde los versos mandaban. Los vientos de un ser que te esperaba despierto, sin esperar lo esperado, sin lamentar los lamentos que quieren volver, volver.
Aquí me tienes, contando los segundos que me quedan por cumplir cada lágrima, y remando por los mares donde sé que te perdí, donde quisiera encontrarte. Y las ganas de poderte.
Devolver cada trocito de letra que te entregué aquella noche, donde los versos mandaban. Los vientos de un ser que te esperaba despierto, sin esperar lo esperado, sin lamentar los lamentos que quieren volver.
En cada trozo de letra que te entregué aquella noche, donde los versos mandaban. Los vientos de un ser que te esperaba despierto, sin esperar lo esperado, sin lamentar los lamentos que quieren volver, volver.
Cada trocito de letra que te entregué aquella noche, donde los versos mandaban. Los vientos de un ser que te esperaba despierto, sin esperar lo esperado, sin lamentar los lamentos que quieren volver.
En cada trozo de letra que te entregué aquella noche, donde los versos mandaban. Los vientos de un ser que te esperaba despierto, sin esperar lo esperado, sin lamentar los lamentos que quieren volver, volver.