Pasaste a mi lado
con gran indiferencia
tus ojos no siquiera
voltearon hacía mí.
Te hablé sin que me oyeras,
te vi sin que me vieras,
y toda mi amargura
quedó dentro de mí.
Me duele aquí en el alma
saber que me olvidaste,
pensar que ni desprecio
merezco yo de tí.
Y sin embargo sigues
unida a mi existencia
y si vivo cien años,
cien años pienso en ti.