Letra de EL VINO Y EL CANTO., Tito Fernandez



EL VINO Y EL CANTO.
Letra y Música: Tito Fernández 
Recitado.
Qué linda la uva, allí en la parra,
y en vino generoso, en mi poema,
u8n racimo, jugoso, para el hombre que canta
y una copa de amor para tu pena.

Hay que morirse en vino, y amanecer cantando
borracho de luna y gente buena.

Yo me enamoré del vino,
yo me enamoré del vino 
y de una parra cualquiera
y me la robé, una noche,
p'a tenerla toda entera.

Yo me enamoré del vino,
del vino y de una parrita,
y me la robé una noche
p'a bebérmela enterita.

Hay que aprender a querer el vino
y a la tierra que lo da,
con amor se va en el vino
la sangre de los demás.

y aquel que no quiera al vino
y lo pague, solamente,
'tará pagando vinagre
porque el vino no se vende.

La guitarra y el canto
nacen del vino
y un hombre caminando
por el camino.

Siete caminos corren
por un costao
hasta la viña, linda,
que Dios me ha dao.

Canto.
De la parra nace l'uva.
De la parra nace l'uva
y de l'uva nace el vino,
si te querís suicidar
asuicídate conmigo.

Asuicídate conmigo.
Asuicídate conmigo
y en medio de los viñedos,
se te pasaá la pena
y apenas nos suicidemos.

Recitado.
La guitarra y el canto,
y el vino, juntos,
sirven, a los puetas, de contrapunto.

La guitarra y el canto
se complementan
y el vino, generoso, 
los alimenta.

El que no quiera el vino
vaya dejando
el lugar p'a los otros 
que van dentrando.

Que van dentrando, sí,
se armó la rosca,
se armó la rosca, mi alma,
dijo la mosca.

Ya se armó la cuarteta, carajo,
vayan saliendo,
a la cancha los gallos
que están bebiendo.

Y p'a que sea la fiesta
como se debe,
a la cancha los puros
que se la pueden.

Eligiendo la rima
'tan los cantores,
descorchando a la Juana
de mis amores.

Canto.
Un día en una chingana.
Un día en una chingana
me curé con aguardiente,
se puso celoso el vino
y me trató de "poniente".

Y me trató de "poniente"
Y me trató de "poniente"
como si yo juera niña,
asíes que juí a castigarme
derechito p'a la viña.

Recitado.
La cueca, con pandero,
dijo uno de ellos,
forman un cuadro hermoso
la mar de bello.

La mar de bello, sí,
dijo Simón,
yo prefiero la cueca 
con acordeón.

Con acordión, ay sí,
dijo un tercero,
yo apoyo a mi compadre
con el pandero.

Con el pandero, mi alma,
mansa cuestión,
yo apoyo a mi pairino
con acordión.

Un momento, un momento,
se metió un quinto,
juéguense una garrafa 
de vino tinto.

Y alguien pescó del brazo
al que había hablao,
queate callaíto,
'tai muy curao.

Canto.
Yo me enamoré del vino.
Yo me enamoré del vino
en una noche muy negra,
yo me enamoré del vino
cuando conocí a mi suegra.

Cuando conocí a mi suegra.
Cuando conocí a mi suegra
miren lo que son las cosas,
cómo hizo vieja tan fea
una hija tan güenamoza.
Recitado.
Me gustara la idea
de la garrafa
siempre que se castigue
cualquier estafa.

Cualquiera estafa, sí,
'tai más re loco,
una garrafa sola 
es recontra poco.

En eso estoy de acuerdo
dijo don Lucho,
sin contar los mirones
ya somos muchos.

¡Que sean diez garrafas! 
gritó el curao,
y le cayó su combo
por un costao.

No le peguen al cauro,
dijo Araneda,
después de todo jué él
el que dio la idea.

Canto.
Me gusta el vino bien tinto.
Me gusta el vino bien tinto
y el canto con la guitarra,
porque nació del parrón
a medias con una parra.
A medias con una parra.
A medias con una parra
y por qué no nos casamos
un rato debajo'el ulmo
y después nos separamos.

Recitao.
Que sean diez garrafas
se amononaron,
y de juez, al curao,
lo designaron.

De veedor pusieron 
a rudecindo,
que ve debao'el agua,
según él mismo.

Don Aniceto puso
media vaquilla
y trajo, p'al asao,
cinco chiquillas.

Cinco chiquillas, sí,
de las mejores,
y en el medio'e la ruea
cuatro cantores.

Cuatro cantores güenos
p'a la cuarteta,
más cinco cauros chicos
y una chancleta.

Y una chancleta, sí,
y otra chancleta,
y una vieja, con guagua,
tomando teta,

El curao dio un hipo,
¡No hay más apuestas!
luego dio la partía,
se armó la fiesta.

Canto.
El pulso de los cantores.
el pulso de los cantores
debe estar firme y la voz,
debe tener compostura
y aulare con la razón.

Y aulare con la razón.
Y aulare con la razón
y debe ser resonante,
p'a que no haya mal escuche
ni duda por ambas partes.

Recitado.
Yo opino que la cueca,
con pandereta,
cuando suena se escucha
mucho más cueca.

Y cuando sale un gallo
golpiando el parche
hasta las mesas quieren 
dentrar al baile.

¡Muy güena! habló, terciando,
su compañero,
yo apoyo a mi compadre 
con el pandero.

Sería güena cueca, 
dijo Simón,
si en vez de pandereta 
juera acordeón.

No hay que olvidar el tono 
de los cantores,
mientras más melodiosos
suenan mejores.

Han escuchao, ustedes,
dijo su socio,
con acordeón la cueca
es mejor negocio.

Puede que sea negocio
como usté dice,
pero la cueca debe
ser puro Chile.

P'a qué meterle injerto 
amigo Simón,
¿de qué país trajeron
a su acordión?

¡Muy güena! dijo, entonces,
su compañero,
yo apoyo a mi compadre
con el pandero.

Mi acordión jué un regalo
de mis agüelos
que nacieron en Chile
y aquí murieron.

Y me parece amigo,
picao'e la araña
que su lindo pandero
vino de España.

Así se habla ¡carajo!
¡Güena compadre!
se les puso la cresta 
como vinagre.

Entonces terció el juez,
metiendo bastos.
No se saquen los choros
de los canastos.

Canto.
Me gusta el viejo cantor.
Me gusta el viejo cantor
que canta sencillamente,
y que pone, en su canción,
lo que su corazón siente.

Me gusta el cantor arisco.
Me gusta el cantor arisco
que canta con entereza,
al dolor, a la injusticia
y a la vida y sus bellezas.

Recitado.
¿Cómo fue la trifulca?
Nadie lo supo,
dieciséis ojos negros
veinte contusos.

Dicen que la pelea
pasó a la historia
como cosa imborrable 
de la memoria.

Iban los combos, dicen,
luego venían,
se quebraron diez chuicos
y una sandía.

Don Clorindo gritaba
¡Compadre Meza!
péguele al cojo, chueco,
y en la cabeza.

Y en la cabeza, mi alma,
por viejo cuico,
le aforraron su pape
y en el hocico.

Y en el hocico mismo,
sí, como no,
en un reloj sonaron 
las veintidós.

Las veintidós, clavás,
digo las diez,
y una hora más tarde 
las veintitrés.

Las veintitrés y media,
las veinticuatro,
¡déle palo carajo!
cuatro por cuatro.

Se olvidaron del canto,
de los cantores,
de la dueña de casa
de los mirones.

De los mirones, sí,
se armó la rosca,
se armó la rosca, mi alma,
dijo la mosca.

Canto.
El vino tuvo la culpa.
El vino tuvo la culpa
y yo no me hago de lao
p'a contar que en la trifulca
no quedó ni uno parao.

No quedó ni uno parao,
No quedó ni uno parao
después de lo sucedío
se llevaron, las mujeres,
del pellejo a los maríos.

Recitado.
Componiendo la caña,
a'onde Chandía,
se encontraron algunos
al otro día.

¿Cómo le va, don cloro,
cómo está usté?
con el hocico hinchao, 
como me ve.

Qué me dice del pobre
compadre meza,
le pusieron seis puntos
en la cabeza.

¿Supo que al cojo, chueco,
lo enderezaron
y la pata más corta 
le emparejaron?

Güen dar con la mansa rosca,
quién lo dijera,
un clavo de aluminio
y en la cadera.

Canto.
Yo me enamoré del vino,
yo me enamoré del vino 
y de una parra cualquiera
y me la robé, una noche,
p'a tenerla toda entera.

Yo me enamoré del vino,
del vino y de una parrita,
y me la robé una noche
p'a bebérmela enterita.

Recitado.
Dicen que el canto bueno,
de los cantores,
agarra, con el vino,
nuevos sabores.

Y dicen que las viejas
sin chacolí
agarran menos vuelo 
que una perdiz.

El canto y la guitarra,
y el vino güeno,
son p'a los conchijuntos
como veneno.

Como veneno, mi alma,
se va acabando
este cuento del vino
que estoy contando.
Que estoy contando, vivo,
porque es bien cierto,
si me quitan el vino
me caigo muerto.

Me caigo muerto, sí,
no me retrate,
con la nariz entera
como tomate.

Como tomate, sí,
vengo del sure,
donde hay unos que bajan 
y otros que suben.

Y otros que suben, mi alma,
por un costao,
hasta la viña linda
que Dios me ha dao.

Canto.
De l'uva nace la vida.
De l'uva nace la vida
de la vida los cantores,
del adiós la despedía
del amor los sinsabores.

Del amor los sinsabores.
Del amor los sinsabores
cogollo de hierba buena,
del vino los corazones
del corazón las cadenas.
Recitado.
Hay que aprender a querer el vino
y al atierra que lo da,
con amor se va, en el vino,
la sangre de los demás.

Y aquel que no quiera el vino
y lo pague, solamente,
'tará pagando vinagre
porque el vino no se vende.

La guitarra y el canto
nacen del vino
y un hombre caminando,
por el camino.

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