Te llevo viendo de reojo desde que empezó la cena, a ninguno nos importa de qué va el tema. Cómo me miras, coóo me increpas, me da que tú también quieres meterte en problemas.
Me he dado cuenta por donde va tu juego, es arriesgado, puede ser que nos quememos. Te miro al levantarme, me sigues con la vista.
¿Vienes conmigo o te quedas con tu chica? Tranquila que mi chica no se entera de nada.
En quince minutos la meto en la cama. Chico listo, chica lista, a ver cómo lo haces, no te pierdo de vista.
Me llegan los sentidos pero los frena mi mente,
hoy necesitas algo que sea diferente, qué se te ocurre, lo que tu quieras. ¿Jugamos aquí dentro o mejor vamos fuera?
Quiero acercarme a tí para poderte decir, despacito al oído, qué bueno que viniste. Contigo esta noche haría lo que sea, déjate llevar y sólo dime lo que piensas. Besos, caricias, mordiscos, risas, ¿eres tan bueno? Mejor de lo que esperas.
Entonces me relajo, tú empieza a actuar. El beso del vampiro no estaría nada mal. ¿En que consiste eso? Luego te lo enseño, ahora muerde fuerte a la altura del cuello.
Te muerdo y esto me empieza a gustar, llevo pantalones anchos para disimular. Estás loco, mal del coco, y esto no me gusta si vas poco a poco.
Túmbate en la cama, no te puedes mover, otro tipo de beso es lo que te voy a hacer. Yo no aguanto esta presión, como no te quedes quieto será mucho peor.
Quiero acercarme a tí para poderte decir, despacito al oído, qué bueno que viniste. Siento ese peso y creo que me muero, me muero lentamente por este cosquilleo.
¿En el cuello? En todo el cuerpo, qué rico es el sabor que se me queda por dentro. No lo pienses mucho, déjate llevar, ya te dije, nene, que te iba a gustar.
Anda que no sabes ná, tú no te quedas corto ahora, te toca enseñar. Un poco de champagne te sentará muy bien, con los ojos vendados no me puedes ver.
Dame un trago, no seas malo. Estáte calladita que soy yo quien tiene el mando, ahora princesa, empieza la fiesta. Tu cuerpo más mi cuerpo, combinación perfecta. Desnudos, mojados, calientes como el fuego. Somos desconocidos que se funden en un sueño.
Quiero acercarme a tí para poderte decir, despacito al oído, qué bueno que viniste. Qué bueno que viniste aquí, qué bueno que viniste a mí.
Despacito al oído, qué bueno que viniste.