La cartera al hombro, la boca pintada
los zapatos altos, ya estas preparada,
prendiendo un cigarro, se va apurada
a pelear la vida, con la frente alta.
Ya su niño duerme, solito en la cama
y la chuzma mira, por una ventana
criticando feo, a esa noble dama
de cartera al hombro y boca pintada.
La cartera al hombro y la boquita pintada
sale siempre por la noche
y vuelve de madrugada;
la cartera al hombro y la boquita pintada
vendiendo un si por la calle
en la esquina de una plaza;
la cartera al hombro y la boquita pintada
tan roja como la herida
que llevas dentro del alma.
Y por ese golpe, que hay en tu cara
pregunto tu niño, hoy por la mañana
sin decirle nada, y como si no escuchara
a su bello rostro, le asoma una lágrima.